EN UN MUNDO EXTRAÑO
2011-M. Rosúa
Donde los ultracuerpos han tomado el lugar que ocupaban las personas en su imagen cotidiana. Repetición de los mismos, idénticos tópicos, consignas sobre la sociedad, los personajes y acontecimientos, con milimétrica, previsible exactitud y, lo más escalofriante, con la patente certidumbre de estar enunciando opiniones propias. Del provecho ecológico de cobrar las bolsas de plástico hasta la monolítica adscripción a un bloque de bondad llamado izquierda, de los sintagmas nucleares y epítetos constantes que acompañan a épocas en realidad prácticamente desconocidas pero que se quieren sin mezcla de bien alguno (franquismo, hipocresía, represión sexual, opresión, crueldad) a la exhibición, en una eterna Semana Santa, de los pasos de supuestas y variadas víctimas aferradas al nombramiento como tales que las nutre y enaltece.
No existe visión de la realidad, nadie parece recordar, percibir, tocar, tropezar con actos y hechos concretos. Hay un bloque de dimensiones piramidales amasado de mito tardofranquista, subvenciones, sueldos, primas y toda clase de dinero gratuito que chorrea ruina. Hay el hundimiento a ojos vistas del país roído por miríadas de feudos dispuestos a morir devorándolo, hay desde hoy criminales confesos en el poder, tesoro y ayuntamientos vascos, lo mismo que hubo en 2004 tácito apoyo al chantaje de quien puso bombas para cambiar, por el terrorismo y el miedo, el Gobierno. Nada se comenta. Los clichés van cayendo como las jaculatorias del rosario, y son los mismos independientemente de edad, sexo, nivel, estado social; son iguales en el comentario sobre un cineasta fallecido por parte del articulista de una revista cultural y en los universitarios durante el coloquio de una conferencia, son calcados en la mayor parte de la prensa y en los supuestos contestatarios que acosan en la calle, casualmente, sólo a políticos e instituciones marcados previamente por el ángel con el trazo del Mal. La llamada Izquierda es un redil tan inmenso como su engaño, una censura tan eficaz en su apariencia de infinita libertad como la de los mejores logros totalitarios.