11 M 2024

11 M 2024

La vileza asumida junto con la dualidad tan falsa como impuesta y los cheques de buena conciencia fabricados para la ocasión y repartidos a voleo como los caramelos de una cabalgata son los tres ingredientes de las grandes canalladas populistas, y el 11 M y sus secuelas son un ejemplo de libro. La preparación, utilización y tratamiento posterior, durante décadas, no engañan: Que sirvió para transformar España en un inmenso botín a repartir por parcelas y que pasara, de ser un país respetado y respetable, a u un triste simulacro de nación europea de tercera división, buena para obedecer a los que se hacen valer, para perder en las transacciones y ofrecer cervezas, sol y tapas, está sobrada y aceleradamente probado por la evidencia.

11 M 2024. Está

La vileza asumida empapó a gran parte de la población tras el asesinato masivo de doscientas personas en los trenes de Atocha. Todos y cada uno de los que participaron en el ataque, insultos, acoso y derribo del Presidente y partido legítima y democráticamente elegidos en vez de dirigir sus iras contra los terroristas estaban y están haciendo una canallada, sin parangón en país civilizado alguno, y de una cobardía y vileza que les marca hasta el día de hoy. Poco importa si se trata de un ciudadano o de millones. Millones fueron los que han apoyado y aplaudido en el siglo XX canalladas y genocidios memorables. Una parte sustancial del pueblo español se puso a esa altura, y no ha parado desde entonces de comprar la buena vidilla cotidiana y demostrar, por pasiva, su sumisión ante cualquier riesgo y su negativa a asumirlo, no digamos a enfrentarse, a hacer piña con naciones y estados más dignos y valerosos o a, por lo menos, no ofrecer comprensiva simpatía a la hez del fanatismo  y la violencia con tal de no provocar su enfado.

En tres días, con el cui prodest más espectacular que como ejemplo de aprovechamiento de un crimen masivo y terror generalizado se recuerda, el partido en principio sin posibilidades de victoria electoral, el PSOE, amasó a las masas con grandes cantidades de levadura destinada  a desviar y canalizar la indignación, el desconcierto y el miedo exclusivamente contra el partido que iba a ganar las elecciones, el PP. Tres días después del oportuno terrorismo. A continuación todo ha sido una cuesta abajo, en todos los sentidos, en la cultura general, la imposición y anulación de la Historia, el empobrecimiento de un país que lo fue y que cada vez más es un simulacro de tal, en la sustitución de cualquier pensamiento, valor, empresa de envergadura por un enjambre de parásitos y un vocerío en el que se disputan el espacio mediático la voracidad y la estupidez.

11 M 2024. Y estará.

Quienien esto escribe, y había vivido anteriormente en cinco países y viajado por más de un centenar sola, por primera vez al volver al suyo, España, al que quería, tuvo vergüenza por ser de él, por mostrar su pasaporte de miembro de un club de cobardes que habían optado por apoyar a asesinos. Quien esto escribe recuerda siempre una de las fotos, cuando en Atocha se comenzaron a abrir las puertas de los trenes, y en ella el cadáver, de pie de una mujer, la boca abierta, planchada contra el metal. Ahí está, la imagen oscura, la antítesis de la Puerta de Alcalá, sin  persecución de los criminales, que contaron y llevan contando con el apoyo de esos millones de españoles que han absorbido, gozosos, la mentira flagrante con la que les han venido regando según la cual el mundo se divide en Buenos y Malos, Izquierdas y Derechas, desde el alba de los tiempos. Han tragado, tragan  a espuertas, porque les ha librado de la penosa tarea de pensar y la aún más incómoda de ser incómodamente dignos, y los riega gratis con la ginebra de la victoria del dualismo, los Malos enemigos de su sociedad benéfica de Clientelas de la Utopía subvencionadas.

Quien esto escribe hoy, después de veinte años y con la imagen de aquella mujer en la puerta de los trenes en cuya boca abierta parece concentrarse toda la miseria del 11M, el grito contra los asesinos que no halló eco en la cobardía seguidista del pobre pueblo español, hoy quien esto escribe, que ya no enseñará su pasaporte sin vergüenza, va a adoptar, como quien adopta otro ser, a ese cadáver que ella  ve con toda claridad hasta el día de hoy. y del que, al menos, quiere que su asesinato no prescriba.

11M Madrid. 2004-2024. Está y estará, no tan solo como parece.

M ROSÚA

11 DE MARZO DE 2024