20 c. Galería (de «De la Transición a la Indefensión. Y Viceversa»).

Galería

El Parlamento Español: Una galería más.

El Parlamento Español: Una galería más.

 En el Parlamento español, Las Cortes, faltan retratos. De las salas cuelgan los de cada presidente y ministro, pero frente por frente, en la pared opuesta, podrían alinearse otros; aunque, por el desprecio cosechado, tal vez hallarían mejor hueco en el dibujo de la alfombra. Sobrenada en el imaginario, por su insignificancia, el de un señor pequeño y nada joven. Va vestido con aseo, peinado hacia atrás el escaso pelo gris sin implantes. Lleva con esfuerzo una bandera española. Hay poca gente en la plaza madrileña, es una de tantas manifestaciones de víctimas del terrorismo. El señor está solo, y digno, con una pequeña insignia en la solapa y la mirada atenta a los oradores y a la espera de los acordes del himno nacional. Es la antítesis del cantautor de éxito, dinero y progresismo, del intelectual desdeñoso, del joven enérgico de papá generoso y del que se ha hecho un provechoso hueco en algún clan de minorías agraviadas y protegidas. El señor lleva trabajando muchos años, robar no entraba en sus cálculos, quería justicia, ley y orden. Han matado a la gente buena, y por eso acude. Quiere a su patria y por eso lleva una bandera. Ignora con qué desprecio, con cuánto desapego y a cuánta distancia le miraría la clase dominante, la superioridad inmensa desde la que probablemente ni le ve el cantautor ingenioso que se apunta a grandes hazañas como tirar de madrugada la estatua del dictador muerto. El cuadro del señor bajito, con su bandera roja y gualda, no va a colgar en el muro de Las Cortes. Ni tampoco el de Remedios, la señora que se ha pasado media hora entre las papeletas, el día de las votaciones, porque no sabe a quién votar. Ella, y toda su familia, se han ido enquistando en el hogar humilde, de clase baja-media, en la misa del domingo y el belén de Navidades, como los católicos practicantes que siempre han sido, en las fidelidades a familia, honradez y palabra dada, a la cartilla de ahorros y la amortización de la hipoteca. Las corrientes externas tocaban a antifranquismo, pero ellos sólo querían trabajo, seguridad social y que hubiera menos robos en la calle. Ahora resulta que el partido conservador al que Remedios siempre votaba apoya a los adversarios y no defiende sus principios, que el sindicalista liberado, bien pagado y vocinglero irrumpe en su despacho y en su ordenador con consignas en las que ella no cree, resulta que meten en el Ministerio con contratas precarias a gente superflua y le quitan a ella y a sus compañeros, los de oposición, sus tareas habituales. Ella no se ha atrevido nunca a casi nada, no se ha enfrentado a casi nadie. Tiene el patriotismo de las clases populares y el armazón moral, estrecho pero seguro, de los usos y creencias tradicionales conservados en un medio muy reducido, que es el de las paredes de la oficina y de su casa. No ha hecho mal a otros, ha trabajado siempre, reivindica los viejos principios. Y ahora se encuentra conque la han timado, que la engañó el periódico que siempre compraba su padre, que la estafan los representantes de un gobierno que se decía defensor de ella, de su familia, de un país que se disuelve, se compra y malbarata, de una moral que ahora parece vergonzante y es el único techo ideológico que ella conoce. ¿Qué hacer? ¿Qué queda a la gente del común sino las urnas y, si acaso, una manifestación de víctimas en la que se firma un manifiesto, se escucha y se grita? Remedios, con la indignación y el desamparo pintados en el semblante y la papeleta de voto inútil en la mano, no tendrá cuadro en las paredes de la sala.

Continúan las tratas (Sorolla "Trata de blancas").

Continúan las tratas (Sorolla «Trata de blancas»).

Tampoco habría espacio en la nueva galería por hacer para víctimas recientes, entre las que no faltan las que creyeron, amaron y defendieron buenos ideales y proyectos llenos de sentido, que en un tiempo correspondieron a los iconos originarios. Un polvo espeso hace, además, inidentificables los retratos del sindicalista que trabajaba, combatía por los trabajadores  y nada tiene hoy que ver con los mastines a sueldo de la plataforma parásita, y las telarañas cubren alegremente la efigie del socialista con deseos de mundo solidario y vidas mejores, el profesor que defendió la enseñanza pública y el saber y se opuso a la peste logsiana, los catedráticos eliminados de un plumazo porque eran una élite del saber y por lo tanto sobraban y los compadres ladraban por sus puestos. No habrá ni rastro de la que debería ser muy larga hilera de asesinados, heridos, afectados doblemente por el terrorismo y por el silencio y la complicidad. En esta sección de la pinacoteca se impondría el collage, porque así se reproduce adecuadamente en el lienzo la dispersión de los miembros, los fragmentos de órganos y extremidades que saltaron por los aires con las bombas-lapa, los balazos a quemarropa, las explosiones en los trenes de Atocha, los vehículos dinamitados, el atentado en los grandes almacenes. Convendría que estos cuadros de motivos fragmentados propios de una vanguardia de casquería se mirasen con las figuras correctamente vestidas de la pared de enfrente, entre las que no pueden faltar caballeros togados y magistrados dependientes en todo del gobierno que los nombra, condecora y recompensa.

Es preferible que la galería se abra en el lateral a una pequeña sala circular que fue, en los tiempos anteriores a la Corrección Política, de fumadores. Aquí habrán venido a refugiarse los retratos de otra clase de víctimas, las de la dualidad contraria, aquéllas que, por reacción mimética, han adoptado el armamento verbal del adversario y caído de hoz y coz en la trampa de la aceptación de la falsa realidad maniquea. Hartas de presenciar el servil acatamiento del monopolio del Bien ligado al término Izquierdas, del temor perruno a ser tachados de Derechas, Franquistas o Fascistas, de la continua danza del chantaje para hacerse perdonar pecados originales e imaginarios, personas inteligentes, valientes y valiosas se han empeñado en la reivindicación del polo opuesto. Como si el mundo se redujera a uno u otro icono.

Aún Puerta del Sol (Madrid), pronto de Plutón por solidaridad con los planetas enanos.

Aún Puerta del Sol (Madrid), pronto de Plutón por solidaridad con los planetas enanos.

Hay algo patético, y difícilmente comprensible en gente de enjundia intelectual, en esa inconsciente rendición al Enemigo. Son, serán la Derecha, proclaman con la exaltación del converso y del sometido al abucheo diario. Hay dos, ellos y las Izquierdas, porque hay que tener orgullo de ser de uno y no del otro. Como si se renovara eternamente la lucha de Dioses y Titanes, Ángeles y Demonios, Fuerza Buena y Fuerza Oscura. De nuevo, pues, los hechos desaparecen, la observación  se mediatiza, los juicios se amputan y tuercen para introducirlos

en el molde dual. El proceso es doloroso y forzado, porque traiciona la simple lucidez, la verdad y los impulsos generosos y solidarios que se teme podrían ser confundidos con el lenguaje de la Izquierda. El movimiento pendular lleva a individuos normalmente razonables a la defensa de un paraíso incompatible con el servicio público, a la cruzada para la privatización de cuanto existe y se mueve, al vago ideal de un nuevo Estados Unidos en formato pequeñito donde, en feliz régimen de contratación libérrima y variadísima, se migra de un extremo a otro de la piel de toro, parando media hora al día para tragar un sándwich en la cadena de comida rápida. Desaparecida la Enseñanza Pública y el currículum general básico, los niños deambularán, cheque escolar en mano, según sus padres consideren que les conviene saber o no geografía o física; si el pater familias es musulmán devoto las niñas sólo asistirán, con otras niñas, a labores y cocina. Se abrirán, con el cheque, a los escolares de barrios desfavorecidos las puertas de centros en el corazón de zonas residenciales, con el pequeño inconveniente de que se encontrarán algo desplazados a la hora de inscribirse a las numerosas, y costosas, actividades extraescolares de ballet, golf, violín y ski de fondo. La liberalización completa y redentora suprimirá inútiles autobuses urbanos, que no abarrotaban veinticuatro horas al día los pasajeros así como todo tipo de transportes prescindibles, por lo que languidecerán y perecerán en sus domicilios aquéllos que los precisaban, con el consiguiente ahorro de medios y energía para la capa activa, solvente y emprendedora de los ciudadanos. La Derecha Liberalísima que parece añorar el año 0 de organización autónoma de Atapuerca se complace, con masoquismo ejemplar, en asumir la caricatura que le han asignado sus adversarios; por ello ejerce con frecuencia un papismo mucho más allá que el conciliar, saca a pasear proclamas antiaborto sin venir a cuento y frunce el ceño cuando la prensa tiene el mal gusto de denunciar desfalcos al abrigo de la Corona. Naturalmente con estos enemigos el club Izquierda Parásita no necesita amigos: Nadie lo apoyaría mejor.

Es probable que la estética de los retratos de la que fue Sala de Fumadores deje que desear. De hecho, los de la pared opuesta los observan, desde el largo corredor al que la entrada da acceso, con desdén. Los padres y demás familiares de la Patria suelen posar con la tranquilidad de quien lo hace para la Historia, mientras que su puñado de vecinos lo haría con la boca abierta de asombro y cólera, la indignación y el desconcierto pintadas en el semblante, las manos en gestos nada convencionales. Ellos eran de izquierdas, ellos eran buenos, y…lo siguen siendo, pero se han caído desde muy alto del caballo, no se recuperan de las múltiples contusiones. Es lo que tiene imaginar solamente dos cabalgaduras, la blanca y la negra, como el bueno y el malo de las películas. Los desconcertados tienen marcos modestos, e incluso soportes a la pared precarios que se desprenden con frecuencia. No ganaron para más. En cambio sus vecinos del ala noble disponen de cada vez mejor estructura con los años porque, bajo diversos títulos, se han votado a sí mismos y a sus homólogos durante más tiempo, sin que importara la etiqueta política sino las reciprocidades esperadas. La dualidad queda para la plebe. Se habla de nombres nuevos, de recién llegados que intentan sortear el blindaje que alrededor de sí han segregado los clanes parásitos, que ni son dos, ni son dos partidos ni corresponden a dualidad alguna.

En la habitación del fondo, siempre en obras, hay un olor a recién pintado. Allá se encuentran los apresurados lienzos en los que falta por añadir cabeza y manos, que se ponen y quitan, como en los muñecos de feria, ajustados al espacio vacío. Son tantos y tan imprevisibles los cargos, los títulos diariamente creados, la clonación autonómica indispensable de funciones y puestos, con sus consiguientes pensiones vitalicias, la multiplicación exponencial de representantes, presidentes y ministros que el departamento de protocolo no ha encontrado mejor método que la fabricación y almacenamiento en serie, con figuras adaptables según las circunstancias.

La mostra transicional cumpliría que se cierre por pequeños grabados, entre goyesco y simbolista, en los que encuentren acomodo especies en grave peligro de extinción: La vieja hermosura de la necesaria utopía, la libertad no sólo de asignación de impuestos, el cariño patrio sin peaje de odio previo, y la negrura de Goya en pleno para recibir en el oscuro recinto de un aquelarre cerrado a cal y canto a cuantos roban a golpe de ley y cargo, a los que ordenan poner bombas y a los que viven y medran a base de halagar a los dueños del miedo. A los vistosos Desastres de las Guerra puede corresponder su versión actualizada Los Desastres del Silencio, cuyas víctimas, no menos muertas ni maltratadas que las de Goya, nunca disfrutarán de audiencia ni justicia. Se las ha entregado, una y otra vez, a criminales reincidentes por la premura escénica de autoridades y próceres para dar una imagen de benignidad y obedecer al que manda. Sería muy difícil hallar en Europa un país donde la reiteración en el robo sea tan impune en la práctica como en España, o donde el asesinato múltiple salga más barato. Las víctimas de un Gobierno ansioso de ceder al chantaje son muchos cientos de gentes sin poder, sin fuerza, sin riqueza, sin armas. Podrían hallar acomodo al final de la galería, en una llama al Ciudadano Desconocido para la cual bastaría la caja de cerillas del cuento de Andersen.

La pinacoteca del Parlamento español no es la del Museo del Prado, pero con estas modificaciones es susceptible de aportar preciosa información sobre la evolución del país durante los siglos XX y XXI.

También, quizás, los retazos de algún diario:

 

He tenido un estrecho contacto con un Ministro, el que quiere inmortalizarse alicatando en plan hortera Madrid en dorado y hasta el techo. Había una concentración de apoyo a las víctimas del terrorismo. Debieron decirle que estaba allí la líder y a él le dio el ataque de cuernos y se presentó de repente. Pasó rodeado de guardaespaldas, impasible el ademán y a toda marcha. Y, sin detenerse ni mirar, me aplastó el pie. Llegó a tiempo de fotografiarse con los que presidían el acto.

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Están soltando asesinos de ETA mezclados con presos comunes de la peor ralea para mejorar el conjunto.

Hoy ya han anunciado, tanto el partido en el Gobierno como el de la  oposición, diálogos para reformar el texto constitucional.

Comienza a cerrarse el broche del golpe de Estado blanco.

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Voy a una manifestación, quizás la última, pero en todo caso final de una época, de víctimas del terrorismo. Por primera vez se anuncia de forma oficiosa el cambio de la Constitución de libertad e igualdad para dar paso al acuerdo de tribus, la regresión, derrota y el intenso regusto canalla.

 

Valió la pena ir.

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Parafraseando:

Primero vinieron para expulsar a los que se manifestaban por los mismos derechos ciudadanos en toda España. Ni palabra de protesta porque los manifestantes eran de los otros, de Derechas.

Después llegaron para condenar a los que denunciaban que no se pudiera estudiar en castellano ni aprender materias fundamentales. Nada en contra porque los condenados eran conservadores retrógrados, es decir, de los otros, Derechas.

Ayer se presentaron para eliminar de la vida pública y de los medios de comunicación a los que reprochan la excarcelación masiva y fulminante de terroristas, asesinos y violadores. Nada que decir porque los descontentos eran gente de los otros, de Derechas, que lleva banderas chillonas y se concentra incómoda y ruidosamente.

Hoy han venido a quitarme mis derechos, que ya no son iguales en todo el país porque éste no existe, a consagrar la enseñanza sin aprender, sin estudiar y sin lengua española, a robarme para mantener a sus clanes, a silenciarme, denunciarme y multarme si protesto.

Siempre vinieron a por mí.

A por mí, que no estuve en ninguna parte, porque los que protestaban eran los Otros, llevaban banderas y hacían manifestaciones de mal gusto.

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Madrid, 6-XII-2113 (por escribir. O quizás no)

Diversas manifestaciones de apoyo a la última Constitución han discurrido por las calles autónomas, a razón de una docena de individuos en cada vía pública. Los intentos de unanimidad en las enseñas han sido, una vez más, vanos. Predominó la bandera que hace el número quince de las diseñadas sucesivamente durante el último siglo, blanca con diversos motivos geométricos, pero fue abucheada por los partidarios de la nueva propuesta, el rectángulo con tres docenas de cabezas de ratón, inspirada, según se dice, por la de los Estados Unidos.

El Ministerio del Interior y Exterior (la delimitación no está clara) ha enviado, desde el Caserío que comparte la capitalidad y gestión hispánica con la Masía, fuerzas del orden violentas y semiviolentas para vigilar el acto. La rama independentista habla de entregar algunas armas, previo aumento de sus honorarios como Guardianes de las Esencias. El Ministerio de Finanzas Asimétricas se ha encargado, desde su sede noreste, del cobro a los manifestantes por el permiso de participación en el acto constitucional. No acudieron, como de costumbre, Intelectuales Hastiados ni Artistas Comprometidos. Se cursó invitación, aún sin respuesta, a la Unión Euroasiática, con la que Hispania tiene un convenio en tanto que franquicia vacacional asociada.

Que viva la España.

Que viva la España.

Se estudia la apertura de treinta y seis embajadas autonómicas  en las islas Fiji.

Se prepara la celebración de los Cien Años de Paz.